La Mangifera indica L. (1753) es originaria de Asia tropical (India y Myanmar).
Árbol siempreverde , que en cultivación no supera los 10 m de altura, aunque en naturaleza se encuentran ejemplares de hasta 30 m de copa densa y redondeada y con un tronco que en los ejemplares más viejos puede superar 1 m de diámetro.
Las hojas son variables en cuanto a formas y dimensiones, pero generalmente son oblongas de 10-30 cm de largo y 3-6 cm de ancho, coriáceas, de color verde oscuro superiormente, más claro inferiormente.
Las nuevas hojas están dispuestas en grupos y durante el crecimiento asumen un color del bronce al rojo púrpura que cambia gradualmente al verde oscuro en su madurez.
Las inflorescencias son terminales en paniculas muy ramificadas, largas 20-35 cm. Los frutos, sobre un largo pedúnculo colgante, son drupas oblongas o reniformes, de color verde amarillento a veces rociado con rojo púrpura en su madurez, hasta 20 cm de largo y 6-8 cm de espesor.
La especie, en cultivación desde tiempos remotos y de las cuales existen muchas centenares de variedades, es ampliamente difundida en todos los países tropicales y subtropicales principalmente por la producción de los frutos, pero también por su tronco, madera muy buena calidad, utilizado para múltiples finalidades, y como árbol de sombra. Para una producción óptima la planta tiene necesidad de un período seco antes y durante la floración que se realiza en el período más fresco del año, y en efecto el descenso de temperatura estimula la floración; durante ésta la temperatura debiera mantenerse superior a los +13ºC para favorecer la polinización.
La planta, en particular en las variedades más resistentes a las bajas temperaturas, es marginalmente cultivable en las zonas de clima templado-cálido.